6 de junio de 2010

GENIUS LOCI. EL ESPÍRITU DEL LUGAR

GENIUS LOCI

El Genius loci es un concepto Romano. De acuerdo a las creencias Romanas antiguas, cada ser independiente tiene su «Genius», su espíritu guardián. Este espíritu da vida a la gente y a los lugares, los acompaña desde el nacimiento hasta la muerte y determina su carácter o esencia. Aún los Dioses tienen su «Genius», lo que ilustra la naturaleza fundamental del concepto.

El Genius denota lo que una cosa es o lo «que quiere ser», según las palabras de Louis Khan . No es necesario hacer un recuento histórico del concepto de «Genius» y su relación con el «Daimon» de los griegos. Es suficiente expresar que el hombre antiguo experimentó su medio como algo consistente en caracteres definidos. En particular, reconoció que es de una gran importancia existencial llegar a tener buenos términos con el «Genius» de la localidad en donde su vida tiene lugar.

Nosotros tenemos en nuestra valiosa tradición milenaria, desde antes de los Incas, el concepto de "APU"

Apu es el espíritu de la montaña, de donde descendieron los ancianos y donde habitan  los antepasados. Desde la antigüedad, los andinos se reconocen como descendientes de los Apus y vinculaban sus paqarinas (lugares míticos de origen) a estas deidades. Todo accidente geográfico tiene su historia y su nombre e incluso hay los que se muestran con rostros. Tienen un significado asociado a una divinidad, de acuerdo con la tradición de la zona andina tutelaban a los habitantes de los valles que eran regados por aguas provenientes de sus cumbres. Teniendo así el poder para controlar los ciclos del agua, determinando el futuro de las sociedades agrícolas. En la actualidad, los mitos sobre dioses-montaña siguen expresando pautas ordenadoras de la vida cotidiana en los Andes.

El vocablo Apu es usado para designar a los espíritus que habitan en los cerros que bordean las comunidades andinas actuales. Estos apus formaban parte de un sistema religioso que concebía el espacio como un campo sagrado limitado por wakas-hitos. En el pasado, las wakas permitían dividir los sistemas de irrigación en secciones, determinadas por puntos críticos conectados con la autoridad central a través de los seques. Estas wakas albergaban santuarios regionales, y controlaban diversos recursos animales.

Los Apus junto con la Pachamama sirven para explicar el sentido del mundo y la existencia humana, así como el orden general de las sociedades andinas. Los mitos sobre un Apu necesariamente hacen un llamamiento a otras deidades tutelares con las cuales guarda relaciones de mutua explicación en el complejo sistema religioso. Los lugares donde habitan los Apus no son meros accidentes geográficos, son lugares sagrados que las comunidades indígenas respetan y velan por su conservación y permanencia en la memoria colectiva de sus pueblos. Dependiendo del lugar los Apus también son llamados achachilas, y wamanis.




Percy Cayetano Acuña Vigil.



GENIUS LOCI, EL ESPÍRITU DEL LUGAR. Aproximación a una Fenomenología de la Arquitectura. (Notas que se refieren al libro de Christian Norberg Schulz: Genius Loci. 1980)

Este libro publicado hace mas de 30 años hace recordar un mundo perdido frente a la globalización pos moderna en donde la voragine neo liberal hace tabla rasa de éste espiritu del lugar y promueve los no lugares que denunciaba Marc Augé y que es sinónimo de la arquitectura que hoy día se desarrolla comercialmente. Recordar esta publicación permite reflexionar sobre los valores que se han perdido y que se continua perdiendo frente a una sociedad anética en donde priman los antivalores. Esta reflexión tiene finalidad prescriptiva en el campo de la ética y de la moral en la práxis del diseño.

En la mitología romana un genius loci es el espíritu protector de un lugar, frecuentemente representado como una serpiente. En la actualidad, este término se refiere generalmente a los aspectos característicos de un lugar y no necesariamente a un espíritu guardián.

Alexander Pope* hizo del Genius loci un principio importante en el diseño paisajístico y de jardínes en la Epístola IV, a Richard Boyle, conde de Burlington. Este principio consiste en la adaptación de los diseños al contexto en que se ubican.

En la teoría de la arquitectura moderna, el genius loci tiene profundas implicaciones en el proyecto de espacios públicos y está vinculado a la rama filosófica de la fenomenología. Este ámbito del discurso arquitectónico es desarrollado principalmente por el teórico Christian Norberg-Schulz en su libro, Genius Loci: Towards a Phenomenology of Architecture.

Hay muchos altares romanos encontrados en el oeste de Europa dedicados en su totalidad o en parte al Genius Loci en particular. Los cultos del Imperio Romano al Emperador y a la casa imperial, en parte derivan del Genius Loci.

El Profesor Greg Woolf, en su artículo Divinidad y Poder en la antigua Roma estipula que existian "sacrificios regulares y que también se ha asociado el genio del emperador reinante con las asociaciones de vecinos locales". Estos municipios tenían su culto organizado en torno a los Lares (dioses de las encrucijadas), pero el emperador Augusto "reorganizo el culto en un culto de los Lares Augusti junto con el Genius Augusti". La idea es que, aproximadamente, el genio del emperador es como el genius loci de la totalidad del "lugar" del imperio romano.

Ejemplos de estos genios romanos se pueden encontrar, por ejemplo, en la iglesia de St. Giles, Tockenham, Wiltshire, donde se representa el genius loci como un alivio en la pared de una iglesia normanda construida de material romano.

En el uso contemporáneo, el genius loci generalmente se refiere a los ambientes característicos de un lugar, o un "espíritu de lugar", en lugar de un espíritu guardián.

A priori, el arquetipo, y el genius loci han influido en el neo-racionalismo, iniciado por el arquitecto italiano Aldo Rossi, neo-racionalismo desarrollado a la luz de una nueva evaluación de la obra de Giusseppe Terragni,



y el que cobró impulso gracias al trabajo de Giorgio Grassi.



Caracterizado por elementales formas vernáculas y la ausencia de detalles estéticos, el estilo neo-racionalista ha tenido adherentes mas allá de la arquitectura en el mundo del arte mayor.

En las obras modernas de la fantasía, como Dungeons and Dragons o The Dresden Files, un genius loci es un espíritu inteligente o poder mágico que reside en un lugar. Muy pocos genio loci de esta forma son capaces de moverse de su área nativa, ya sea porque son "parte de la tierra", o porque están ligados a ella. En estas obras los Genius loci, por lo general, se presentan como extremadamente de gran alcance, y normalmente también muy inteligentes aunque hay una gran variabilidad en estos puntos. Algunas versiones son casi omnipotentes y omniscientes dentro de la zona que habitan, mientras que otras son sencillamente inmensas fuentes semisensibles de energía mágica. Este poder casi nunca se extiende más allá de la frontera del genius loci.

Existen diferentes explicaciones para la existencia del genius loci. En la mayoría de los casos, sin embargo, la entidad inteligente, mágica, simplemente se desarrolla a partir del nombre similar "espíritu del lugar" atravéz de una gran cantidad de tiempo. En otros entornos, los genius loci se forman por poderosos acontecimientos mágicos, y en otros son los resultados de las líneas de ley, las piscinas de maná, de la filosofía Hue polinesia, o un equivalente.

Referencias:
Woolf, Greg. (2008). "Divinity and Power in Ancient Rome" in Religion and Power: Divine Kingship in the Ancient World and Beyond ed. Nicole Brisch (Oriental Institute Seminars No. 4), Chicago:The Oriental Institute of the University of Chicago



Patterson, Barry (2005). The Art of Conversation with the Genius Loci. Cappall Bann Books.

El Genius loci es un concepto Romano. De acuerdo a las creencias Romanas antiguas, cada ser independiente tiene su «Genius», su espíritu guardián. Este espíritu da vida a la gente y a los lugares, los acompaña desde el nacimiento hasta la muerte y determina su carácter o esencia. Aún los Dioses tienen su «Genius», lo que ilustra la naturaleza fundamental del concepto.

El Genius denota lo que una cosa es o lo «que quiere ser», según las palabras de Louis Khan . No es necesario hacer un recuento histórico del concepto de «Genius» y su relación con el «Daimon» de los griegos. Es suficiente expresar que el hombre antiguo experimentó su medio como algo consistente en caracteres definidos. En particular, reconoció que es de una gran importancia existencial llegar a tener buenos términos con el «Genius» de la localidad en donde su vida tiene lugar.

En el pasado, la sobrevivencia dependía de una buena relación con el lugar, tanto en forma física como psicológica. En el antiguo Egipto, por ejemplo, el campo no era cultivado solamente de acuerdo a las corrientes del Nilo, pero la variada estructura del paisaje sirvió como modelo para el trazado de los edificios públicos, los cuales deberían dar al hombre el sentido de seguridad, simbolizándole un orden eterno en su medio.

El «Genius Loci» ha permanecido como una realidad viviente durante el curso de la historia, a pesar de no haber sido expresado como tal. Artistas y escritores han encontrado inspiración en el carácter local y han explicado el fenómeno, tanto en el arte como en la vida cotidiana, cuando se han referido al paisaje o a los ambientes urbanos. Por ello Goethe dice: Es evidente que el ojo está educado por las cosas que ha visto desde su niñez, así los pintores venecianos deben ver todo más claro y con más regocijo que otra gente.

En 1960, Lawrence Durrell escribió: Tu tienes que conocer a Europa lentamente, degustando sus vinos, sus quesos, y el carácter de los diferentes países, de esta forma te das cuenta que la determinante fundamental de una cultura, es después de todo, el espíritu del Lugar.



El turismo moderno demuestra que la experiencia de diferentes lugares es de una gran importancia; aunque este valor hoy tienda a perderse. En efecto, el hombre moderno ha creído por un largo período de tiempo, que la ciencia y la tecnología lo habían liberado de su directa dependencia hacía los lugares.

Esta creencia era sólo una ilusión: pues la contaminación y el caos del medio ambiente aparecieron de repente como un castigo, obligándolo a reconsiderar el problema del Lugar en su verdadera importancia. Se ha usado la palabra morar, para indicar la relación total entre el hombre y el lugar. Para entender totalmente lo que la palabra morar implica, es útil retornar a la distinción entre 'espacio' y 'carácter'. Cuando el hombre mora, él está simultáneamente localizado en un espacio y expuesto a un cierto carácter del ambiente. Las dos funciones psicológicas involucradas pueden ser llamadas 'orientación' e 'identificación'. Para ganar una fundamentación existencial, el hombre debe poder orientarse él mismo y debe saber donde está. Pero además, debe identificarse él mismo con el medio, esto es, debe conocer cómo él, es un cierto lugar.

Al problema de la orientación se le ha dado una considerable importancia en los trabajos teóricos más recientes de la planeación y de la arquitectura. Y nuevamente nos referimos al trabajo de Kevin Lynch, en donde los conceptos de «nodo», «senda» y «distrito», denotan la estructura espacial básica del objeto de la orientación humana. La interrelación percibida entre estos elementos, constituye una «imagen del medio» y Lynch expresa: «Una buena imagen del medio da a su poseedor un sentido importante de seguridad emocional .» De acuerdo con ello, todas las culturas han desarrollado 'sistemas de orientación', 'estructuras espaciales que facilitan el desarrollo de una buena imagen del medio'.

El mundo puede estar organizado alrededor de un conjunto de puntos focales, o estar quebrado en diversidad de regiones conocidas, o estar unido por caminos que se recuerdan . A menudo estos sistemas de orientación están basados o se han derivado de la estructura natural dada. Donde el sistema es débil, la imagen formada llega con dificultad, y el hombre se siente «perdido». El terror de verse perdido viene de la necesidad que tiene un organismo móvil, como el humano, de estar orientado en su entorno.

Estar perdido es evidentemente lo opuesto al sentimiento de seguridad que distingue el morar. La cualidad del medio ambiente que protege al hombre contra el sentirse perdido la llama Lynch «imageability» , habilidad de la imagen, que significa: que la forma, el color o los arreglos que facilitan la construcción de la identidad vivida, fuertemente estructurada, es altamente útil en la imagen mental del medio » Aquí Lynch asume que los elementos que constituyen la estructura espacial son «cosas» concretas con «carácter» y «significado». Sin embargo, él mismo se limita en la discusión al hacerla sólo de la función espacial de estos elementos, dejándonos con un entendimiento fragmentario del morar. Sin embargo, el trabajo de Lynch constituye una contribución esencial de la Teoría del Lugar.

Su importancia también consiste en el sentido de que sus estudios empíricos de estructuras urbanas concretas, confirman los principios generales de organización definidos por la psicología de la Gestalt y por las investigaciones de los niños hechas por Piaget. Sin quitarle importancia a la orientación, debemos definir que el morar, por encima de todo, supone la identificación con el medio ambiente. De este modo, identificación y orientación son aspectos de una relación total, aunque tengan una cierta independencia dentro de la totalidad. Es posible tener orientación sin existir una verdadera identificación; uno puede transitar y estar bien, sin tener que estar en el propio hogar. Y es posible a su vez, sentirse en casa, sin estar familiarizado completamente con la estructura espacial del lugar. Así, el lugar sólo se experimenta con un carácter general gratificante. Una verdadera pertenencia se da, cuando se supone a las dos funciones psicológicas totalmente desarrolladas.

En las sociedades primitivas se encontró que aún, los más pequeños detalles del ambiente eran conocidos y tenían significado; permitiendo el que su estructura espacial pudiera complejizarse cada vez más. En las sociedades modernas, sin embargo la atención se ha centrado exclusivamente en la función «práctica» de la orientación, en donde la identificación ha sido dejada al azar. Como resultado, el morar en un sentido psicológico, ha sido sustituido por la alienación. Por ello es urgente el propiciar un entendimiento completo del concepto de 'identificación' y del de 'carácter'. En nuestro contexto, 'identificación' significa el llegar a ser 'amigos' con un medio particular.

Un hombre Nórdico debe estar familiarizado con la neblina, el hielo, y los vientos helados; él tiene que gozar con el sonido crujiente de la nieve bajo sus pasos y tiene que experimentar un valor poético con el estar inmerso en esta vasta neblina, como Hermann Hesse lo hizo cuando escribió estas líneas: «un extraño camina en la niebla! Solitarios son cada piedra y matorral, ningún árbol ve al otro árbol, todas las cosas están solas...»

Los Árabes, a diferencia, tienen que estar familiarizados con la extensión infinita del desierto arenoso y el quemante sol. Esto no significa que su asentamiento no lo proteja a él de las «fuerzas» de la naturaleza; un asentamiento en el desierto en efecto, lo primero que logra es excluir a la arena y al sol y, después complementa la situación natural. Pero esto implica que el medio ambiente se experimente como significativo.



Otto Bollnow dice: cada disposición es un acuerdo. Esto es, que cada caracter consiste en una correspondencia entre el mundo interior y el exterior y entre el cuerpo y la psique. Para el hombre urbano moderno la familiaridad con el medio natural se reduce a relaciones fragmentarías que lo llevan a tener más una identificación con las cosas artificiales hechas por el hombre, como son las calles y las casas.

El arquitecto americano nacido en Alemania: Gerhard Kallmann, alguna vez contó una historia que ilustra muy bien lo que esto significa. Después de la segunda guerra mundial y visitando a su natal Berlín, habiendo transcurrido muchos años de no haber retornado a casa, quiso volver a verla: sospechando que algo le podía haber pasado. Como se lo imaginó, la casa había desaparecido y él se sintió en cierta forma perdido. De pronto reconoció el pavimento típico de su acera, allí donde había crecido y jugado como un niño. Esto le devolvió la seguridad de que estaba en un sitio conocido y querido, como si hubiera retornado a su hogar.

La historia nos enseña que los objetos de identificación son propiedades concretas del medio y que la relación humana con ellos se desarrolla básicamente durante la infancia. El niño crece en espacios verdes, cafés, o blancos; camina o juega en arena, tierra, piedra o musgo; bajo un cielo nublado o claro; el escarba o arrastra cosas suaves o pesadas; escucha sonidos como el del viento moviéndose en las hojas de algún árbol específico; y el experimenta calor o frío. De este modo el niño consigue experiencias con el medio y desarrolla un esquema perceptual que le determina todas sus futuras experiencias. El esquema comprende estructuras universales que definen la interrelación con los otros hombres, así como, otras localmente determinadas y culturalmente condicionadas. Evidentemente cada ser humano tiene que poseer un esquema de orientación, y de identificación

La identidad de una persona está definida en términos del desarrollo del esquema, porque ella determina el mundo que le es asequible a él. Este factor se confirma con el uso del lenguaje común. Cuando una persona quiere decir quién es él, generalmente expresa: «yo soy un neoyorquino» o «soy un romano». Esto quiere decir algo mucho más concreto qué decir «soy arquitecto» o quizás: «soy optimista».

Entendemos que la identidad humana está en un sentido amplio, en función de lugares y cosas. Por ello, Heidegger dice: «Wir sind die Bedingten» . Es así, no sólo importante señalar que nuestro medio ambiente tiene una estructura espacial que facilita la orientación, sino que además de ello, esta consiste en objetos concretos de identificación. La identidad humana presupone la identidad del lugar. Identificación y orientación son aspectos primarios del hombre estando en el mundo.

Mientras la identificación es la base para el sentido humano de pertenencia, la orientación es la función que permite que sea aquel «homo viator», lo cual es parte de su naturaleza. Es característico del hombre moderno que por un largo período presente el rol de un buscador ansioso de lugares. Se quiso ser «libre» y conquistar el mundo. Hoy comenzamos a darnos cuenta que la verdadera libertad presupone pertenencia, y que el «morar» significa pertenencia a un lugar concreto. La palabra «morar» tiene muchas connotaciones que confirman e iluminan nuestra tesis. Primero debe ser mencionado que «morar» se deriva de !a vieja palabra nórdica dvelja, que significa quedar, permanecer.

Análogamente, Heidegger relaciona la palabra alemana' wohnen' a 'bleiben' y 'sich aüfhalten'. Más adelante plantea que aquella del gótico wunian significa 'estar en paz',' permanecer en paz'. La palabra alemana de paz 'friede' significa estar libre, esto es, protegido de los peligros y daños. Esta protección se alcanza con el significado de un 'umfriedung' o recinto. 'Friede' serelaciona también con zufrieden (contento), freund (amigo) y la gótica frijón(amor). Heidegger usa estas relaciones lingüísticas para mostrar que morar significa estar en paz en un lugar protegido ". También debemos mencionar que la palabra alemana morar, das gewohnte, significa lo que es conocido y habitual. 'Habitat' y hábito muestran una análoga relación. En otras palabras, el hombre conoce lo que le ha llegado a ser asequible a él, a través del morar.

Retornando al 'Ubereinstimmung» o la correspondencia entre el hombre y su medio ambiente, se llega a la verdadera raíz del problema de 'reunirse'. Reunir significa que todos los días de la vida del mundo se han convertido en 'gewohnt' o habituales. Pero reunirse es un fenómeno concreto y nos permite enlazarnos con la última connotación de 'morar'. Y es otra vez Heidegger quién descubre una relación fundamental. El expresa que la vieja palabra inglesa, que proviene también de la alta Alemania de 'construir': bauen, significó morar y a su vez, está íntimamente relacionada con el verbo ser o estar.

Qué significa entonces «ich bin? La vieja palabra bauen, a la que pertenece bin?, Responde: ich bin, du bist, significa: yo moro, tu moras. La manera como tu estás y yo estoy, la forma en la cual los humanos estamos sobre la tierra, es buan, morar. Debemos entonces concluir que morar significa reunir el mundo como un edificio concreto o «cosa», y que el acto arquetípico de construir, es el umfriedung o el recinto.

La intuición poética de Trakl, sobre la relación del adentro y el afuera lleva a esta confirmación, y nosotros entendemos que nuestros conceptos de concretización denotan la esencia del morar. El hombre mora cuando él puede concretizar el mundo en edificios y cosas. Como lo hemos mencionado antes, la 'concretización' es la función del trabajo del arte; opuesto a l a 'abstracción' propia de la ciencia. Nuestra vida diaria consiste de tales objetos intermediarios y, entendemos que la función del arte es reunir la contradicción y la complejidad de la vida del mundo. Siendo un «imago mundi», el trabajo del arte ayuda al hombre al morar.

Holderlin fue claro cuando dijo: «lleno de méritos, aún poéticamente, el hombre mora en esta tierra». Esto significa que los méritos del hombre no cuentan mucho si él no es capaz de morar poéticamente. Es decir, morar en el verdadero sentido de la palabra. Por ello dice Heidegger: «La poesía no vuela por encima ni superando la tierra para escapar de ella y cernerse sobre ella. La poesía es la que primero entrega al hombre al interior de la tierra, haciéndole pertenecer a ella y de esta forma le brinda el morar. Solo la poesía en todas sus formas, (también como el 'arte de vivir') hace la existencia humana con significado existencial, y el sentido es la necesidad humana fundamental. La arquitectura pertenece a la poesía y su propósito es ayudar al hombre en el morar. Pero la arquitectura es un arte complejo. Hacer ciudades y edificios en la práctica no es suficiente. La arquitectura llega a su esencia cuando un «medio ambiente total se hace visible», retomando la definición de Susanne Langer.

En general, significa concretizar el genius loci. Hemos visto que ello es posible por el significado de construir lo cual reúne, las propiedades del lugar y las brinda cercanas al hombre. El acto básico de la arquitectura es así entender la 'vocación del lugar'. De esta manera, protegemos la tierra y llegamos a ser parte de la totalidad comprehensiva. Lo que queremos mostrar no es un cierto determinismo ambiental, sólo reconocemos el factor del hombre, como una parle integral del medio ambiente y presentado así, si el olvida este principio, puede sólo guiarle a la alienación y a la disgregación ambiental.

Pertenecer a un lugar significa tener una fundamentación existencial en un sentido concreto de cada día. Cuando Dios le dijo a Adán: tu serás un fugitivo y deambularás sobre la tierra, el puso al hombre en frente de su problema más básico: cruzar el umbral y reconquistar el lugar perdido.

Norberg-Schulz, Christian (1926-2000).



Arquitecto noruego, teórico e historiador. Influenciado por Giedion, Gropius y Mies van der Rohe, desarrollo una obra modernista. Su contribución a la historia de la arquitectura barroca y rococó y sus preocupaciones con el genius loci son notables. En 1952, bajo la influencia de Giedion, fundó (con Korsmo, Fehn, y otros) Pagon (Arquitectos Progresistas Grupo de Oslo Noruega) a fin de proporcionar una delegación noruega independiente para el CIAM.

Con Korsmo, diseño Intenciones en la arquitectura (1963), un libro en el que investigó la teoría de ordenación del espacio y la forma construida, e hizo hincapié en la importancia de la percepción visual, influida por la psicología de la Gestalt y por las obras de Paul Frankl (1879-1962), Schmarsow (1853-1936), y Heinrich Wölfflin (1864-1945). Desarrolló un método de análisis fenomenológico de las ciudades que describió en Genius Loci (1979 y 1980). Curiosamente, en noruego moderno Norberg-Schulz Arquitectura (1986) y en numerosos artículos, escribió acerca de la arquitectura de su tierra natal, haciendo hincapié en los valores de la construcción tradicional, el uso de materiales locales, y las virtudes de la arquitectura vernácula, lo que parece estar en contradicción con su adhesión a los CIAM y el culto del Movimiento Moderno.

Influenciado por el lenguaje de Jencks de Post-Arquitectura Moderna (1977), Norberg-Schulz abrazo 'Pomo' con cierto entusiasmo, viendo en él nuevas posibilidades de expresión, pero en la década de 1990, molesto por su creciente aislamiento, regresó al importante estudio de los fundamentos teóricos de la modernidad en sus Principios de la Arquitectura Moderna, publicado justo antes de su muerte.

Bibliografía

Norberg-Schulz, Christian. Genius loci: Towards a phenomenology of architecture. Rizzoli (New York)
1980, 213 p.

JAMES STEVENS CURL. "Norberg-Schulz, Christian." A Dictionary of Architecture and Landscape Architecture. 2000. Encyclopedia.com. (May 10, 2010).

consultar también:

Alois Riegl : El Culto a los monumentos
Rogelio Salmona : Concejos al próximo alcalde
Marc Auge y el concepto del no lugar
Los espacios del anonimato
Emanuele Severino
La tendencia fundamental de nuestro tiempo
Breve Biografía y links a sus articulos
Christopher Alexander: El modo intemporal de construir
Lenguaje de patrones
Martin Heidegger:
Construir, habitar y pensar
Giogio Grassi: Teatro romano de Sagunto

Diccionario perseus



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